A pesar de la enorme controversia que existe sobre la necesidad, relevancia y utilidad de los libros de texto como recursos curriculares mediadores en los procesos de aprendizaje enseñanza, este artículo defiende el criterio de que la importancia del debate no puede quedar limitada a un aspecto superficial de análisis tomando partido respecto a su permanencia o exclusión de los mismos, sino que debe trascender hacia la esencia y naturaleza de este material didáctico, pues todo elemento, que pueda ser empleado con fines formativos, siempre debe ser bien venido. El problema no se encuentra en su existencia, está en la concepción que le dio vida -los criterios con los cuales se lo diseñó y elaboró- y la manera en la que se lo emplea en el conjunto de actividades educativas de las cuales se lo hace partícipes.
Entre muchas bases fundamentales a considerar para la constitución de libros de texto como los que requerimos en países preocupados y comprometidos por brindar una educación altamente crítica y reflexiva, como los nuestros, se encuentran las psicopedagógicas. Cualquier dinámica de cuestionamiento que surja en el ámbito de la educación, porque se haya ubicado un problema o dificultad; se quiere establecer los mejores medios y recursos para desarrollar actividades formativas adecuadas, pertinentes y oportunas a propósitos construidos socialmente; se espera reformular o reforzar procesos significativos a tales objetivos; etc.; ésta siempre se relacionará con el aprendizaje. No existe proyecto educativo al margen de aquél. En este sentido, tomar en cuenta las bases psicopedagógicas del aprendizaje en el diseño y realización de estos materiales didácticos, con la finalidad de que respondan a las metas descolonizadoras de nuestros pueblos, es otro de los granitos de arena en esta nueva visión de mundo.
Finalmente, existen visiones encontradas frente a los libros de texto (L de T); no obstante, hace mucho tiempo ellos son y seguirán siendo -con las adecuaciones requeridas a los nuevos tiempos- medios curriculares altamente importantes y significativos en la formación de los seres humanos, quienes tienen la razón porque presentan grandes potencialidades para un quehacer educativo identificado con los procesos de cambio, donde la autodeterminación de nuestros pueblos juega un papel sustancial, por lo que terminamos proponiendo una concepción descolonizadora de los mismos. Al ser la educación un factor determinante de liberación -relacionada a la autonomía de análisis, interpretación, explicación y transformación de la propia realidad- precisamente, halla correspondencia con las bases psicopedagógicas del aprendizaje que apuntan como un nivel elevado de formación, la emancipación mental socioindividual.
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